sábado, 26 de julio de 2008

AnteProyecto de Ordenanza

“Avenida Pueblos Originarios”


Visto: Las crecientes investigaciones históricas sobre el General Julio Argentino Roca, su desempeño como militar y en el Poder Ejecutivo Nacional en años de formación del Estado Argentino, la cada vez mas difundida y documentada participación desde lo ideológico y lo concreto de la llamada “Campaña del Desierto”.

Y Considerando: Que homenajear con una de las avenidas más importantes de nuestro distrito es una falta de respeto hacia los pobladores originarios masacrados en esa Campaña y quienes a lo largo de la historia americana y de la argentina en particular han sido olvidados, marginados sistemáticamente de las diferentes historias oficiales. Es por eso que queremos revalorizar y rescatar la memoria de los pueblos originarios.

Que seguir manteniendo el nombre de esta avenida es revindicar el accionar genocida desde el Estado, naturalizándolo y avalándolo, y en vías de lograr construir sociedades más justas consideramos necesario mirar nuestra propia historia y nuestros homenajeados.

Es por esto que solicitamos al H.C.D tenga a bien considerar este anteproyecto de ordenanza avalado por la firma de los vecinos que adjuntamos.

Art. Nº1: Sustitúyase el nombre de la Avda. Julio Argentino Roca por el de Avda. Pueblos Originarios.

Art. Nº2: De forma y comunique al departamento ejecutivo.

Fundamentos

“Sellaremos con sangre y fundiremos con sable, de una vez y para siempre, esta nacionalidad argentina, que tiene que formarse, como las pirámides de Egipto y el poder de los imperios, a costa de sangre y el sudor de muchas generaciones”[i]. De este modo reflexionaba el entonces General Julio Argentino Roca, más conocido por el apodo del “Zorro”, a fines del siglo XIX.

La figura de Roca ha sido discutida y tratada a lo largo de la historia argentina desde diferentes posturas, y con distintos niveles de análisis. Algunos lo critican como un genocida, asesino, xenofóbico, o vendepatria; en cambio otros, lo defienden como un gran estadista, como el instaurador del estado moderno argentino, el ejemplo del ciudadano y soldado a seguir. La discusión sobre su figura puede ser un debate eterno, ya que siempre van existir posturas que por tal o cual motivo lo coloque en el panteón de los patriotas de bronce o en la lista de los tantos genocidas que tuvo este país.

Nuestro proyecto trata de ser lo más crítico posible, por que pensamos que no podemos dar los pasos necesarios en el presente si no miramos los que hemos dados anteriormente. Y es luego de reflexionar y observar lo más objetivamente posible nuestra realidad que hemos adquirido una postura:

Los pueblos originarios a lo largo de la historia americana y de la argentina en particular han sido olvidados, marginados sistemáticamente de las diferentes historias oficiales. Y que por eso mismo queremos revalorizar y rescatar la memoria de esos pueblos originarios.

No buscamos destruir la historia, ni taparla o borrarla, como se ha hecho muchas veces para justificar la dominación, la explotación o los crímenes de un pueblo sobre otro. Tampoco queremos imponer nuestro punto de vista como la única verdad posible que pueda existir. Si quisiéramos esto, sólo nos encontraríamos imitando la actitud de aquéllos que han truncado los hechos históricos para utilizarlos en favor de sus propios intereses económicos, sociales, de clase o cualesquiera que sean. Buscamos, queremos e insistimos, en que la revisión crítica de nuestra memoria es una importantísima herramienta que nos permite analizar, debatir y actuar con mejor criterio los actos comunes de nuestra realidad cotidiana, esa realidad que compartimos con tantos otros ciudadanos. Saber quiénes fuimos nos permite saber quiénes somos, y sólo sabiendo quiénes somos podemos saber quiénes queremos ser.

Un pueblo que no reflexiona, que no cuestiona, que no mira hacia atrás para saber quienes fueron los que lo antecedieron, es un pueblo que pierde de a poco su memoria, su identidad. Y por tanto, se pierden todas aquellas cosas que le hacen dar sentido y significancia a sus más elementales expresiones cotidianas.

Esta reflexión histórica y crítica se puede dar en muchos espacios: escuelas, seminarios, universidades, plazas, monumentos, actos políticos, en un café o en donde uno viva. Existen otros espacios, tal ves, más silenciosos, que por el solo motivo de transitarlos diariamente no les prestamos atención por tal una u otra razón, es decir: las calles.

Como lo planteamos mas arriba, no buscamos destruir o dejar a un lado la figura histórica del General Julio A. Roca; buscamos antes construir nuevos espacios para la memoria, rescatar del olvido a aquellos que la historia oficial olvidó o marginó sistemáticamente. Creemos que Roca tiene ya muchos monumentos, plazas, avenidas, y cientos de cosas más con su nombre en su homenaje, es momento de incentivar la creación de nuevos espacios de memoria que permitan, en el caso de nuestro proyecto, rescatar la historia de aquellos pueblos originarios de este gran continente que los europeos dieron a llamar Nuevo Mundo, y con el tiempo han sido dejados a un lado.

Pero una cuestión surge en este punto y es la siguiente: ¿por qué cambiar el nombre de la Av. Roca por el de Pueblos Originarios? Algunos dirán que es una forma de venganza o de odio, otros argumentaran que es una moda de la época. Nosotros no lo creemos así. Lo que nos mueve no es un odio de clase, ni la moda, ni nada parecido; nos mueve la reflexión, nos mueve un hecho concreto de nuestra historia del que fue Roca su gran artífice: la llamada Conquista del Desierto. Nos mueve además, el hechos de saber que una de nuestra principales avenidas lleva el nombre de un General de la Nación que asesinó a mujeres y niños en esa conquista, y no solo soldados, que reinstauró la trata de personas, es decir, la esclavitud lisa y llanamente, cuando hacia ya mas de 60 años se había decretado el fin de la esclavitud. Es cierto que Roca le dio forma a lo pilares básicos del estado moderno argentino, que creó la ley 1420 de educación libre y gratuita, que integró en forma efectiva al territorio nacional millones de hectáreas a la producción agropecuaria, que hasta ese entonces no controlaba en forma real, y que a partir de él la argentina ingresó como un país integro a ese gran escenario que era el comercio mundial.

Pero también es cierto que de esas millones de hectáreas conquistadas al “indio” la mayor parte fue repartidas entre unos pocos terratenientes, cuando el destino real de esas tierras conquistadas era para los soldados que participaron en esa campaña, para el estado nacional y para el asentamiento de colonos.

Al indio no sólo le quitaron muchas de sus tierras, si no que además lo denigraron como ser humano, lo sometieron a un trato humillante y terrible. A algunos que sobrevivieron los embarcaron a Buenos Aires para trabajar confinados en las canteras de la Is. Martín García, las mujeres y niños fueron entregados a la Sociedad de Beneficiencia de Bs. As. que se encargó de repartirlos y repartirlas como personal doméstico entre las familias porteñas distinguidas, otros con suerte diferente fueron enviados a trabajar por nada en los campos de caña de azúcar en Tucumán.

Con esta Campaña, no solo se conquistó una enorme cantidad de tierra llena de hermosos paisajes, sino que además se borraron los nombres con los que aquellos pueblos habían caracterizado esas tierras. Dice Bayer al respecto:

Los nombre poéticos que los habitantes originarios pusieron a montañas, lagos y valles fueron cambiados por nombres de generales y de burócratas del gobierno de Buenos Aires. Uno de los lagos mas hermosos de la Patagonia que llevaba el nombre en tehuelche de “el ojo de Dios” fue reemplazado por el de Gutiérrez, un burócrata del Ministerio del Interior que pagaba los sueldos a los militares…[ii]

No sólo se conquistó y explotó hasta su extermino a todo un pueblo, sino que se lo sometió, tal vez, al más terrible de las humillaciones: borrar sistemáticamente toda presencia de su existencia, es decir, imponerle el olvido de la historia.

Y es así que creemos que una de nuestra principales avenidas no puede llevar el nombre de aquel que planeó tan vasto proyecto de conquista y extermino. Exterminio que se manifestó en todo el continente Americano, desde la persecución y caza de indios en Santa Cruz y Tierra del Fuego a principios del siglo XX por parte de estancieros y gobernantes, hasta la reducción de las tribus de Norteamérica en Reservas miserables.

Y esos pueblos aun, a pesar de siglos de explotación, han logrado sobrevivir y aún muchos hoy siguen siendo olvidados y hasta marginados de las políticas públicas y de los gobiernos de turno.

Por todo esto creemos que la Av. Roca no puede seguir llamándose Roca. Que los espacios públicos, como las calles, tienen como tal un objetivo orientado hacia la memoria colectiva tanto como comunidad y como país.



[i] Liliana Caraballo, Noemí Charlier y Liliana Garulli, Documentos de historia argentina, tres tomos, Buenos Aires, Eudeba, 1999

[ii] Osvaldo Bayer, “Rebelde Amanecer”, Buenos Aires, Pagina/12, 8 de noviembre de 2003